"Salvar a un enemigo cuando no se está seguro del aliado ha sido siempre muestra de una honorable sabiduría maquiaveliana".
Uno
de los problemas, quizás insalvables, de los sistemas políticos con competencia
electoral reside en que los ciudadanos basan sus decisiones de voto en
intuiciones, por ejemplo, "apoyo a la izquierda porque ésta siempre habla
del pueblo".
Sin
embargo, el saber político es esencialmente "contraintuitivo".
La
frase que encabeza este artículo nos lo demuestra.
El
pocas veces igualado Raymond Aron, amigo de Alemania por encima de las
vicisitudes políticas, escribió la anterior sentencia en un volumen de 1951
titulado "Les guerres en chaîne". (Ver página 397 de sus
"Memorias", RBA).
La
máxima de experiencia, casi perdida en un libro de más de mil páginas, venía al
caso por concurrir dos situaciones posbélicas contradictoriamente diabólicas:
la voluntad de los aliados de destruir Alemania una vez derrotada, y las
consecuencias para Europa de la alianza con la URSS luego de finalizada la
guerra.
Aron
pudo llegar a ver la ratificación de su máxima, pues Europa tuvo que salvar a
su eterno enemigo (Alemania) para, entre otras cosas, sobrevivir a su reciente
aliado (la URSS).
¿Alguien
duda hoy que Europa acertó en los años 40 del siglo pasado salvando a la
Alemania postrada y no aceptando el "abrazo del oso" de Moscú?
¿La
Historia no ha demostrado que socorriendo a su vecino alemán, Europa se ayudó a
sí misma?
Aunque
ya hice mención en otro artículo a la enseñanza del escritor político galo,
vuelvo a rescatarla hoy por la declaración de Patxi López, previsible candidato
del PSOE a la Secretaría General del
partido, respecto a que fue un error abstenerse para hacer Presidente del
Gobierno a Mariano Rajoy.
Está
demostrado que Pedro Sánchez quiso ser Presidente del Gobierno por el método de
obtener los apoyos expresos de Podemos y sus franquicias territoriales, IU y
PNV, más los tácitos de la falange racista catalana, con el objetivo no
declarado de liquidar a su declarado enemigo, el Partido Popular.
Por
contra, los críticos que acabaron con Sánchez optaron por salvar al Partido
Popular antes que ser compañero de viaje de Sánchez y sus nuevos aliados. Fue lo que en otro artículo denominé "ataque parto".
¿La
gestora del PSOE presidida por Javier Fernández se equivocó amparando por la
fuerza de las circunstancias a su rival, el PP, y repudiando como socios a
Podemos y los nacionalistas, aunque ello le supuso no saborear las dudosas
mieles del efímero triunfo?
Patxi
López cree que sí.
Volvamos
a Aron y sus Memorias para saber lo que significa la opción de López.
Allí aparece un resumen de una entrevista que el fatuo y anticomunista Bernard-Henry Lévy le hizo en 1975 (págs. 929 y 930).
En la misma, el por entonces "nuevo filósofo" le preguntaba a cuento de la eterna disputa Sartre-Aron que ganó el primero a juicio de la "intelligentsia" parisina de los años setenta, lo siguiente:
"¿Qué es mejor: ser Sartre o Aron? ¿Un Sartre victorioso, pero equivocado, o un Aron vencido, pero poseedor de la verdad?".
Sánchez, y parece que López, hubiesen preferido obtener la Presidencia del Gobierno destruyendo a su enemigo, aun a costa de equivocarse; antes que acertar rescatando al PP, a pesar de renunciar a la victoria.
Eso significa que López elegiría convertirse en un Sartre vencedor de corto plazo, pero errado, antes que un Aron batido pero atinado.
Al hacerlo, el señor Patxi olvida que hoy Aron reina en el Olimpo y Sartre se esconde entre tinieblas. Que Europa (no la rescatada Alemania) venció y que la URSS fue un mal sueño.
Y sobre todo, lo que ignoran López, Sánchez y sus partidarios es que la sabiduría política es "contraintuitiva", o lo que es igual, el momento histórico y político les obliga a perder salvando a su enemigo para acertar.
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