domingo, 17 de agosto de 2014

Media humanidad es culpable del crimen de lesa humanidad contra la otra media.


             
            La creación del Tribunal Penal Internacional en 1998 para perseguir y condenar a los responsables de crímenes contra la humanidad ha sido el último paso en la criminalización de la política.
            En teoría, un supuesto avance del llamado Estado de Derecho.
            En la práctica, convierte a la política en una actividad reservada a dos tipos humanos: los hipócritas cobardes y los fanáticos.

            La definición de crimen contra la humanidad encierra un conjunto de delitos (asesinato, exterminio, deportación, tortura, violación, persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales…), cometidos como parte de un ataque sistemático o generalizado contra una población civil.

            En la guerra librada este verano entre Israel y Hamas (cuando escribo esto se encuentran en “alto el fuego”, aunque en lo que debe ser una versión posmoderna de “alto el fuego”, Hamas sigue lanzando cohetes a Israel), las ONG defensoras de los derechos humanos se ocuparon en declarar “urbi et orbi” por enésima vez que Hamas era culpable de crímenes de lesa humanidad, pero que Israel, faltaría más, también lo era.
            Lo que no se atreven las ONG ni una sola vez es a llevar su razonamiento hasta el final: dado que Hamas cuenta con apoyo popular (en las elecciones generales de 2006 consiguieron mayoría absoluta en TODOS los territorios palestinos, esto es, en Gaza, pero también en Cisjordania) e Israel es una democracia, los culpables últimos de los crímenes contra la humanidad son los palestinos que votan a Hamas y los israelíes que apoyan a su Gobierno.

            El caso no es exclusivo de Israel y Hamas. “Human Rights Watch”, otra ONG, ha acusado hace pocos días de crímenes contra la humanidad al actual Presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, por la masacre hace un año en la acampada islamista en El Cairo.
            Como no podía ser de otra manera, la prestigiosa ONG “Human Rights Watch” tampoco concluye su argumento: dado que en las elecciones presidenciales de junio de 2014, menos de un año después de la matanza por la que se le acusa de crímenes contra la humanidad, el presuntamente asesino Al Sisi ha sido elegido nuevo Presidente del país con el 96,91% de los votos (con una participación del 47,5%), la mayoría de los egipcios son responsables de crímenes de lesa humanidad.

            Cuando los autores de crímenes de lesa humanidad son respaldados por su pueblo, el crimen de lesa humanidad termina en un oxímoron: la democrática humanidad que vota a autores de crímenes contra la humanidad es responsable de crímenes contra la humanidad.

            Es disculpable que las ONG no reconozcan que media humanidad es responsable de crímenes contra la humanidad contra la otra media humanidad, pues si lo hicieran deberían cambiar el argumento ideológico que justifica su existencia, esto es, la eterna, imprescriptible, culpabilidad de cualquier político que usa la violencia, y la tierna inocencia de los pueblos que padecen a los dirigentes que votan.

            Por eso, ahora, deben andar ocupadas en la incriminación del primer ministro británico Cameron como autor de crímenes contra la humanidad por colaborar en la masacre de la población civil que habita en los territorios controlados por el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), cuyo máximo dirigente, por supuesto, faltaría más, es también autor de crímenes de lesa humanidad contra toda la humanidad que no forma parte del EIIL.

            Y mientras se fabrica esa limpia y preciosa equidistancia, los territorios que Cameron ayuda a masacrar (léase Mosul), presentan su tendido eléctrico lleno de cabezas que han colgado aquellos que Cameron intenta liquidar.   

            Seguiremos hablando del referido delito.

twitter: @elunicparaiso




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