lunes, 3 de febrero de 2014

After hours.


   
        Ya es lunes pero no deberíais preocuparos.      

  Las imágenes que transcurren entre 0:35 y 1:40 de este vídeo http://www.youtube.com/watch?v=4O3-bsGRi1I son una glorificación de la rutina.
         
      La alegría de la cámara-actor al reconocer lo habitual es algo que me emociona.
   
      Su euforia no se debe a que el protagonista escuche a Mozart, pues en ese momento el sonido "a lo Mozart" es fruto de su alma. De su alma y del alma de la cámara.
   
      Griffin Dunne abandona la oficina cansado de hacer siempre lo mismo y busca acción en las calles. La encuentra, pero para regresar a su mesa de trabajo con un secreto que es un tesoro.
     
       El secreto nos lo revela el maestro Scorsese: lo importante no es ir sino estar de vuelta, o lo que es igual, para reconocer la felicidad hay que vivir dos veces, la primera como farsa y la segunda como expiación.

     Andad al trabajo y pasad los días recordando los últimos minutos de "Jo, qué noche". 

       Un júbilo mozartiano será vuestra perpetua compañía. 


    Nota para melómanos

    El sonido que exuda la cámara no es de Mozart.
    Unos dicen que es un arreglo de su Sinfonía nº 11 en Re mayor, K.84, cuya autoría fue incierta hasta 2008.
    Se llegó a pensar que incluso pudiera ser, entre otros, de su padre Leopold.
    Parece ser que la verdad es que se trata de una versión para la película de la Sinfonía nº 45 en Re mayor, K. 95 (K. 73 N) movimiento 1º, de Wolfgang Amadeus.
    Quiero creer que tanta confusión se debe a que el auténtico creador es el entusiasmo anónimo que algunas veces se para a nuestro lado.   


    twitter: @elunicparaiso