sábado, 21 de diciembre de 2013

Rajoy desconoce el secreto de Fleetwood Mac.

         
             Rajoy debe estar pasando una mala racha. No hay duda.

            Corre desesperado hacia la puerta de entrada a la sala donde le esperan sus homólogos europeos y los miembros de seguridad le dan el alto porque no le reconocen en su estado febril; le intervienen la sede del partido, pero jura y perjura ante quien quiera oírle que no lo han hecho. 

            Nada pasa, nada sucede, no hay nada que decir, todo son “noticias de segunda mano”.

            Esta situación me lleva a pensar que Rajoy está obsesionado con Fleetwood Mac, el grupo que compuso la maravillosa canción titulada “Second hand news”, pues seguro que escuchaba a esa banda mientras estudiaba el censo enfitéutico y la prescripción adquisitiva preparando las oposiciones a Registrador de la Propiedad.

            La fijación del Presidente con el referido grupo musical debe traer causa de que no se explica aún cómo fue posible que Stevie Nicks, antes de incorporarse a Fleetwood Mac, se dedicase a limpiar casas y edificios, a pesar de que ya por entonces era una grandísima compositora y vocalista.
            “¿Por qué Mick Fleetwood, el líder de la banda, no la quería y sólo buscase los servicios de su pareja, el guitarrista Lindsey Buckingham?" –tiene que pensar Rajoy en los Consejos Europeos mientras la melancolía le ahoga-.

            Nuestro “premier” no llega a comprender cómo alguien no era capaz de darse cuenta del talento de Stevie, lo guapa que era, lo bien que cantaba.

            Pero Dº Mariano pone el foco en el lugar equivocado.
            Da igual que Stevie Nicks sea una diosa, un ángel vestido de bruja que el Altísimo puso en la Tierra para hacernos felices.   

            Lo realmente importante del caso, lo que tendría que preguntarse un Presidente de Gobierno no es por qué la diva estuvo a punto de pasar desapercibida, sino qué fue lo que hizo posible que, al final, Fleetwood cambiase de opinión para aceptar a la señorita Stevie y que el mundo pudiese ser más bonito de lo que ya es gracias a canciones como “Second hand news”.

            Y la respuesta está en la portada del disco que contiene la citada canción, “Rumours”.
            http://www.youtube.com/watch?v=p6Fdm3-dnr0.

            Allí se encuentra Dº Lindsay Buckingham, a la sazón novio de la interfecta, vestido con una taleguilla y un chaleco negros, sosteniendo con su mano izquierda el intento de vuelo de la bruja Stevie.
           
            Lo que más me llama la atención no es la ausencia de Mick Fleetwood, líder de la banda, sino el mencionado chaleco, pues se anuda mediante un cordón que termina en dos ostentosas esferas colgantes.

            Pues eso señor Rajoy, fueron las esferas que portaba el señor Lindsay las que obligaron a entender al señor Fleetwood que la señorita Stevie, su amor, era gloria y que como tal había que conservarla.  

          La enseñanza que usted tendría que sacar de lo anterior es sencilla: España es un paraíso y no se entiende que no se quiera reconocer así, que haya gente que la desprecie y hasta que trabaje por destruirla.
            Pero su papel no consiste sólo en loar las bondades del paño y lamentar su escasa consideración, pues su tarea esencial es evitar que se rompa.
            Lo que implica que para garantizar que el hermoso país pueda seguir volando tiene que ponerse el chaleco rematado con dos esferas de Lindsay Buckingham y lucirlo sin miramientos, con orgullo, ante los hostiles que se niegan a reconocer lo evidente.
            Y luego hágase una foto, o millones, exponiendo al mundo la bonitura de España libre de enemigos.
            Eso sí, con el chaleco de Lindsay siempre bien puesto, pues no conviene olvidar que si el mundo disfruta de Stevie Nicks ello se debe al uso adecuado de las extremidades esféricas del chaleco de aquél. 


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jueves, 5 de diciembre de 2013

Mas le ruega a Rajoy que le encarcele


          El martes 3 de Diciembre del presente el portavoz de la Generalitat de Cataluña, Francesc Homs, manifestó respecto a la consulta soberanista que si los partidos que la impulsan no logran fijar la fecha y la pregunta entre el 27 y el 31 de este mes, el proceso saltará por los aires.
         Textualmente añadió: «La alternativa al acuerdo es el no acuerdo, que comportaría que si no hay pregunta tampoco habrá consulta, ni proceso; entonces todos habremos hecho un ridículo monumental».

            El rídiculo. Ese es el busilis.

        Desde que el Parlamento autonómico catalán aprobó el 27 de septiembre de 2012 una propuesta en la que se requería al nuevo Gobierno autonómico que saliese de las elecciones regionales de 25 de noviembre de ése año, a convocar un referéndum secesionista fundamentado en la "necesidad de que el pueblo de Cataluña pueda determinar libre y democráticamente su futuro colectivo" para que la Comunidad pudiese "inicar su transición nacional basada en el derecho a decidir", el Gobierno de la Generalitat resultante de aquéllas elecciones no puede dar marcha atrás en el desafío sin caer en el más bochornoso de los ridículos. 

            ¿Cómo evitarles ser el hazmerreír?

            El Gobierno español anda empeñado en ello y para lograrlo no duda en prestarles dinero a fondo perdido (bonita manera de prestar), en negociar un nuevo sistema de financiación, en “catalanizar” España…, pero ninguna de esas medidas cumple con lo esencial, entre otras cosas porque en el país pequeñito de allí arriba todo esas concesiones ya las daban por hechas antes de empezar, y el dinero no salva el honor ni devuelve la dignidad.

            Para librar al President de que haga el ridículo afirmando que “donde dije digo, digo Diego”, la oligarquía nacionalista catalana necesita exhibir un agravio. Debe sufrir una supuesta afrenta del Estado español lo bastante efectista como para ser incorporada a su imaginario colectivo de pueblo víctima de los españoles, aunque, por supuesto, sea absolutamente inocua.

            Por eso Mas sueña que Rajoy le encarcela.

            Las conversaciones en la intimidad que ambos mantienen desde hace meses supongo que versan sobre semejante decisión.

            - “Presidente, hágame el favor de meterme en la cárcel, como a Otegi”.
            - “No me convence. A Otegi la cárcel le ha convertido en un héroe para el independentismo”.
           - “Tú verás Presidente, pero la cuestión es sencilla: o permites que me convierta en un héroe popular, a cambio de que el proceso se paralice; o tengo que convocar el referéndum para salvar mi honor y el de los míos”.
         - “¿Y tener que aguantar las manifestaciones de Amnistía Internacional y compañía solicitando tu libertad allá donde vaya?. Casi prefiero que convoques”.
            Y en esas estamos.

           Uno que necesita entrar en la cárcel para ser libre y olvidarse de ERC “et alii”, y otro que no quiere darle el gusto aunque sepa que es lo único que puede evitar el referéndum, pues considera, con razón, que en estas cuestiones de política sentimental el felón que pierde, al final gana.

            En cualquier caso Dº Mariano tendría que darle el gusto e ingresarle en prisión. Un agravio apócrifo más o menos ya da igual.

          Pero sobre todo porque con el personaje en cuestión no hay riesgo alguno de que se convierta en leyenda, ni siquiera en forajido de leyenda. Parafraseando a un compañero de profesión de Dº Artur, el inefable Chiquito de la Calzada, es “diplomáticamente” imposible que el Honorable adquiera tal rango.    

          Artur Mas es el Comandante del avión que en la película de Kubrick, “¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú", transporta una bomba nuclear con fines disuasorios.
           En el film, cuando el piloto recibe la orden de volver a su base porque el conflicto ha terminado, el Comandante se resiste a aceptar lo que considera una retirada sin honor y le dice a su tripulación que esa contraorden es una maniobra del enemigo que ha interferido las comunicaciones. De él no se ríe nadie. Para demostrarlo, el misil es lanzado con el Comandante a su lomo como forma de garantizar el éxito de la destrucción masiva.
           Ese es Mas. El President que tiene una bomba y que está dispuesto a lanzarla cabalgando sobre la misma con tal de convencer al mundo que los ridículos son los otros. 

            Dº Mariano, en sus manos está evitarlo. Prepare el atrezzo y conduzca al President a la cárcel.   

            Cuando salga en loor de pequeñas multitudes, al manicomio irá solo, aunque el santoral.cat dispondrá de una nueva estampita.

           Un precio bastante modesto a cambio de que nos dejen en paz un rato, Mas.


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