Ante la crisis política y económica
que vive el país resulta obvia mi alternativa al régimen vigente: el desarme
impositivo de una Comunidad Autónoma cualquiera haría que el país entero se
convirtiese en un paraíso fiscal de forma irremediable por mimetismo del resto
de territorios, ¿o acaso se imaginan que Murcia sea un espacio libre de
impuestos y la Comunidad Valenciana no?
Semejante proceso conllevaría la
muerte del caníbal, del Estado caníbal, por inanición presupuestaria.
Pero como el catecismo nos enseñó, además
del paraíso existe el purgatorio, que en términos políticos debe significar la
democracia según Dº Antonio García Trevijano, un Estado peor que el actual o el
15-M.
El 15-M. ¿Pero qué es el 15-M?
porque para saber lo que es la democracia según Dº Antonio sólo hay que leerle,
y para descubrir lo fácil que se puede alcanzar un Estado pésimo sólo hay que estar atentos a las propuestas de los blogs más famosos de Derecho y del revés.
Pero insisto, ¿y el 15-M?, ¿el
autodenominado “Movimiento 15-M”?
En tanto movimiento debiera ser
revolucionario, pues lo es toda tentativa de mover la realidad hacia su(s)
estado(s) posible(s), que diría el difunto sociólogo Jesús Ibáñez.
Revolucionario sí, pero tanto como cualquier
estrategia que intente provocar cambios, ya provenga del este o del oeste, si
se me permite la expresión, porque ya no soporto ni un día más el tostón de
derecha e izquierda.
Por tanto, la denotación de revolucionario no
es suficiente, y después de semanas intentando descubrir su signo distintivo lo único que consigo sacar en claro es una cosa y media.
La media es que algunos de sus integrantes pretenden crear
un frente amplio que represente a
los “indignados” y a partidos del oeste para presentarse a las elecciones, al
estilo del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que lidera el cómico Beppe Grillo
en Italia, y que resultó ser el partido más votado en los pasados comicios
legislativos de aquél país.
La entera es el siguiente lema que
aparece en las camisetas y en las pancartas de la muchachada:
Juventud sin futuro.
Sin casa.
Sin curro.
Sin pensión.
Sin miedo –concluyen-.
Teniendo en cuenta lo anterior, el
15-M sólo necesita a Pedro Almodóvar para conseguir ser el partido más votado
en los futuros comicios legislativos.
Y una vez instalados sus líderes en el Poder éstos se pondrían manos a la obra para obtener “casa”, “curro” y “pensión” del Estado, pues si se lo pidiesen a
familiares y/o amigos es seguro que no se manifestarían en la calle, ni
tendrían necesidad de presentar una candidatura encabezada por Dº Pedro
Almodóvar a las próximas elecciones al Parlamento con el único fin de ser el
partido más votado.
Sus pretensiones coinciden con las
de casi todos cuando soñamos, esto es, alguien que nos garantice
la total seguridad respecto a un digno nivel de vida, pase lo que pase, por los decenios de los decenios.
Ese alguien podría ser cualquiera,
por ejemplo los viernes la ONCE y su famoso sorteo del “cuponazo” (¡qué éxito
de ventas!) personifican de manera “cumbre” la idea del salvador.
Pero el “cuponazo”, en el mejor de
los casos, sólo premia a un individuo cada semana, y debemos procurar ser
solidarios y democráticos, sobre todo por nosotros mismos, es decir, queremos
que toque a todos o a la mayoría para que me toque a mí.
Por eso se necesita un “cuponazo”
diario y universal, y hoy por hoy no se les ocurre otro que pueda garantizarle
que el Estado, el Príncipe Azul de todo cuento con final feliz.
En resumen, el 15-M es un movimiento
revolucionario, valga la redundancia, que busca hacerse con el Poder a la
manera de Beppe Grillo en Italia para mover la realidad hacia su estado
posible, donde la realidad posible para ellos es un Estado aún más
grande que el actual porque el que disfrutamos no nos proporciona ni casa, ni
curro ni pensión.
"¿Y para eso he estado leyendo hasta aquí?" –me preguntarán ustedes-.
Les he dicho que había conseguido
sacar en claro una cosa y media no que lo encontrado fuera a ser una
novedad.
No obstante, lo fundamental es saber si el Estado puede darles lo que
piden.
Teóricamente sí.
Las casas podrían salir de los casi infinitos
inmuebles que acumula el “banco malo”, el trabajo de la contratación de más
empleo público y las pensiones…, las pensiones no voy a decir de dónde saldrían
no vaya a ser que se enfaden conmigo. Además, ya se lo imaginan.
Sin embargo, resulta evidente que no podrá hacerlo. Aunque lo intente.
Y en esa dicotomía se encuentra el 15-M:
la posibilidad teórica y la imposibilidad práctica.
Por un lado, la eventualidad teórica convierte al
movimiento en una fe, la fe en el Estado como Dios terrenal, por encima de cualquier prueba en
contrario.
Por el otro, la agitación provocada por sus deseos de cambio termina en el callejón sin salida de una realidad igual de calma que al principio.
Del movimiento revolucionario a la quietud del inmovilismo.
Todo queda en un gran NO, de los que
tanto gozaba Agustín García Calvo.
twitter: @elunicparaiso